SIRSASANA
Postura sobre la cabeza. Postura invertida.
EJECUCIÓN:
Posición de partida:
De rodillas. Nos sentamos sobre los talones, entrelazamos las manos y llevamos a apoyar la cabeza al suelo, la parte antero superior, apoyamos los antebrazos en el suelo, los codos al lado de nuestra cabeza, separados la anchura de las rodillas o caderas, no más. Colocamos las manos entrelazadas en la cabeza en la zona craneal, apoyando el borde exterior de las manos en el suelo, los meñiques abajo (suelo) y el dedo pulgar extendido hacia arriba como si mirara al techo. Las manos tienen la función de impedir que la cabeza se deslice. El apoyo con el suelo está en los antebrazos, codos y borde exterior de la mano. Notamos el empuje de los antebrazos en el suelo.
Inspirando, metemos los dedos de los pies hacia adentro, intensificamos el empuje de los antebrazos y de los codos en el suelo, las escapulas tiran hacia abajo, hacia la pelvis, en este caso hacia arriba, estamos invertidos, el mentón lo mantenemos a la garganta y la nuca estirada, ligera retracción abdominal. Al intensificar ese empuje estiramos las rodillas. El empuje de los antebrazos es hacia abajo y hacia el exterior, pero sin dejar que se separen los codos.
Paso a paso, vamos como andando hacia nosotros, acercando los pies a nuestro tronco, conforme vayamos acercándonos la pelvis ira cambiando de posición, se irá verticalizando, hasta sobrepasar la vertical de la cabeza. Quedando la pelvis más allá de la línea de la cabeza. El peso del cuerpo se desplaza, no es la cabeza la que soporta el peso en ningún momento, ya que, la cabeza sólo puede soportar su propio peso. Es muy importante mantener durante toda la ejecución de la postura el empuje de los codos y los antebrazos, que son los que soportan el peso de nuestro cuerpo.
No debemos elevar las piernas a través del impulso, dejaremos que la inercia del peso de nuestro cuerpo nos lleve y ejerceremos una retracción abdominal para que las piernas asciendan a la horizontal. La parte de la cabeza que se apoya ligeramente en el suelo es el espacio entre la frente y la zona craneal, recordamos, importante, el peso no cae en la cabeza.
Respiramos de forma tranquila y al intensificar de nuevo el empuje de los antebrazos y codos en el suelo y la retracción abdominal, en una inspiración, elevamos las piernas a la vertical. Nos aseguramos de que el mentón este a la garganta para que la nuca quede libre y estirada. Situamos la pelvis en la vertical de la cabeza, en la misma línea, los pies estirados, los dedos de los pies hacia el techo, pero sin tensión. El principal trabajo de esta postura recae sobre la cintura escapular.
Para dejar la postura:
Descenderemos las piernas de forma controlada, no nos dejamos caer, hasta que los pies se apoyen en el suelo. Nos sentamos directamente sobre los talones, llevando la frente al suelo, podemos colocar un puño sobre otro y apoyar la frente sobre ellos, respirando durante unos instantes antes de incorporarnos. Es conveniente no levantar la cabeza de inmediato.
CIRCULACIÓN ENERGÉTICA EN LA POSTURA:
Inspirando, de la punta de los pies al ombligo. Espirando, del ombligo al centro del cráneo. Inspirando, del centro del cráneo al ombligo y espirando, del ombligo a los pies. Realizamos una pequeña retención cuando estemos en el ombligo.
CONTRAINDICACIONES:
En caso de hernia de hiato, de hipertensión o hipotensión, después de operaciones recientes, heridas en la cara o intervenciones en los ojos u orejas, si las vertebras cervicales o lumbares tienen artrosis, si el peso de la persona es demasiado elevado, en general, en estados de cansancio o debilidad. En todos estos casos no es conveniente la practica de esta postura.
EFECTOS:
Fisiológicos:
Su practica es beneficiosa para los dolores de cabeza, migrañas, cefaleas.... Gran riego cerebrales estimula las glándulas cerebrales: hipotálamo, hipófisis, regulando las secreciones endocrinas, rejuveneciendo el organismo y aportando una mayor resistencia vital.
Mejora el funcionamiento de los órganos sensoriales (miopía, astigmatismo, pérdida de audición) y las afecciones de garganta.
Activa el sistema digestivo. Descongestiona el bajo vientre, normalizando la menstruación, alivia las hemorroides y varices.
Favorece la respiración y alivia el asma.
Mejora la estética facial evitando la parición de arrugas y la caída y la decoloración del cabello.
Al invertir el cuerpo, invertimos la gravedad, los órganos con el tiempo caen "prolapso", favorece que los órganos vuelvan a su sitio contrarrestando el efecto de la gravedad.
Energéticos:
Al realizar posturas invertidas se produce un cambio beneficioso de polaridad y de inversión en la recepción de las energías cósmico-telúricas, equilibrando nuestro componente pranico.
Psicológicos:
Elimina la ansiedad, la timidez y el complejo de inferioridad. Aporta confianza en uno mismo, renovando el equilibrio psíquico. Desarrollan el equilibrio.
Mentales:
Desarrolla las facultades intelectuales, aumenta la memoria, mejora la concentración y la creatividad, así como una mayor claridad, transforma y fortalece la mente. Prepara para la meditación.
Espirituales: Es un activador espiritual.
La inversión facilita que prana y apana se unan, dirige prana hacia apana y viceversa. Facilita la quema de las escorias, acelerando este proceso. Al invertirnos cambia el sentido del fuego gástrico
"agni", a nivel de Manipura chakra, Ayudandonos a purificarnos.
Alarga la vida, nos ayuda a retener el néctar de la vida, el soma, "amrit", que se encuentra en nuestra cabeza, al invertir la posición se impide la perdida del "amrit".
Esta postura suele ser un reto, y la perseguimos, pero recordar, no debemos forzar. Todo en la vida llega cuando tiene que llegar. Cierto, que todo cuesta un esfuerzo, nada llega a cambio de nada, pero no hay que forzar, hay que persistir, no abandonar, no distraerte de tu camino. Determinación y voluntad, trabajo constante y ser fiel a uno mismo, esas son las claves. Nunca forzar, porque si tiene que llegar, llegará, así es el yoga y así es la vida.
Os invito a mi canal de youtube "Yoga con Mar"
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